lunes, 27 de abril de 2009

Pocas palabras enredadas en algunas letras


Sentirse desnudo en medio del vacío,
quererse mordido por un tiburón,
dejarse llevar de una corriente,
carente de masificación,
una unidad.

Sentirse bandido por tener un color,
fuera del cánon del bien,
sentirse abatido por la situación,
que no deja aportar mi observación.

Verse fragmentado, moldeado, oscuro.
Sentir sombras que recorren tu espalda,
que no puedes alcanzar,
pues saben cómo atacar,
de forma tal que no las pueda agarrar.

Aceptar que la muerte es lo único que jamás discrimina,
creer que te rodean personas que valen,
formar parte de la ilusión de vivir,
rodeado de cosas que poco a poco perderás.
¿Vivir? Oh, vivir...

...vivir sin nada, con todo, es igual,
algún día te darás cuenta,
muy pocos lo logran aceptar,
no podemos refugiarnos en otros,
porque no siempre estarán.

Uno y por uno tiene que avanzar,
barrer problemas, cosechar triunfos,
dejar atrás todo lo que ya no está,
no solo los muertos no se pueden resucitar,
hay cosas que jamás vuelven a palpitar.

Que gonorrea.

Defender la vida, y la de los demás,
creyendo que se puede prolongar,
la existencia que no sabemos cómo habrá de terminar,
pues las letras escritas nadie las leerá,
y cuando sean leidas no abrá vuelta atrás.

Ni mis hijos, ni hermanos, ni amigos,
ni mi ropa, mis arrugas, ni mis huesos,
se acordarán de mí.

Formarán fronteras, indistintamente desaparecerán también,
cada uno por su lado, cada uno por doquier,
cada uno tropeleando entre escamas y placer.

Ahora siento la velocidad,
y no tengo cómo frenar,
no puedo estrellarme,
porque el vacío me evita los muros para chocar,
no puedo arrojarme,
porque no podré frenar igual.

Entonces, ¿qué putas quieres?
Ya no me interesa contar,
respiro porque es normal,
mas no porque tenga que esforzarme,
pues hay algo que disfruto en ese proceso.

¿Sentiré la vida en el aire que entra y sale de mí?

Soy la ceniza de la ceniza,
el fuego dentro del agua,
un hueco en el tronco que aloja insectos,
insectos que consumen y devoran mi cuerpo en descomposición,
no por placer, sino por recurso que soy, que era,
que soy pero ya casi era.

Mis huellas se borran por el tránsito,
la gente se enamora de mi aura, de mi alma,
pero aborrecen mi amor,
no amo como nadie,
no entiendo por qué.

Tal vez porque no es sino otra religión,
otro Dios, el Dios amor,
y tampoco logro comprenderlo,
porque si para ello debo perderlo,
prefiero en ese caso, no conocerlo.

¿De qué estoy hablando?
¿Yo o el resto?
¿Yo como el resto?
¿Yo y el resto?

Bueno, eso es algo que cada vez se ve mejor,
dentro del vacío negro,
que no me permite frenar,
cada vez logro ver más,
mis pupilas no solo están en mis ojos,
sino en mi rostro completo,
una cabeza pupila,
de dos a una más grande.

Tan grande que parece formar parte no solo de mí,
sino del negro vacío,
y seguirá creciendo,
hasta desaparecerme,
o mezclarme y hacerme invisible,
como ahora pero de verdad,
y sin genitales, ni nada,

Como siempre,
solo que la ilusión a veces me distrae.

domingo, 19 de abril de 2009

Manifisyo

Como persona, soy alguien que en medio de todo carece de un sentido social o que más bien frente al absurdo frenético de vida en una ciudad congestionada prefiere escapar y volver al sitio que me dió la vida.

Y ahí estaba yo otra vez, ya por tercera vez en lo que va del año parado mirando al infinito horizonte rodeado por sonidos que en nada me recordaban la ciudad y que nada interrumpían mi calma y mi pensar.

Había vuelto a ser yo, me encontré conmigo, con mi alma, con mi espíritu que se encontraban ahogados dentro de una orda de sentimientos y angustias de los cuales me era imposible escapar y no prestar atención, debido a la magnitud de negativismo que tal vez, en su punto máximo, estaba logrando su objetivo destructor para conmigo.

Como alma libre, de espíritu incorruptible, y pecador, estaba dentro de mis cinco sentidos en medio de un paraíso, un paraíso que corre el riesgo de desaparecer cuando los polos terminen de formar parte te las aguas que rodean las hermosas costas que mi cabeza centran, o no, que hacen que mi cabeza vuelva a mí. Ni el frío, ni la lluvia impedirán jamás, en ese lugar, mutilar mi sonrisa. Ni la fiebre más alta logrará quitar el gesto de satisfacción que en mi rostro se refleja, todo esto, por estar en casa, la misma casa de todos, pero eso no muchos parecen saberlo.

Y me entontraba con dos de mis mejores amigos, luego serian tres, pues esperaba con impaciencia al más importante de todos (por motivos que he explicado anteriormente), mirando al frente, perdido en la inmensidad, en lo infinito, en lo macro puro, en lo azul que no se sabe si es o no cielo. Ahí parado, con infinitas picadas, con el sol quemando mi espalda, recorriendo algo que en cada milésima de segundo cambia, algo que nunca vuelve a ser igual, y cambia tan constantemente que no viviría ni soportaría tantos cambios un humano como yo.

Reflexioné mucho, tanto que un momento dado mi cabeza colapsó y tuve que resetearla, reflexioné a tal grado que creo que jamás había tenido un horizonte tan claro de lo que queria que fuera mi objetivo, sueño y expectativa de vida. Y me iré, pues allá es a donde pertenezco y contra viento y marea, cumpliré el pronto objetivo de dedicarme a lo que he estudiado estos años, en medio de un tesoro y con todos mis amores juntos, pues no habrá entre ellos molestia alguna.

Impaciente espero el momento de poder fundir todas estas ideas, y poder partir. Volveré, pero como el visitante que soy, y como el visitante que seré en mi casa, pues dueño de ningún lugar soy. Volveré como invitado, de pronto forzado, de pronto sin ganas, de pronto con deseo, pero no arrepentido, por eso, luego de un tiempo donde terminaré de preparar y ultimar detalles, levantaré las velas. No será mañana, tal vez dentro de un par de años, pero está decidido.

Dentro de un espacio donde nunca hay culpables, y los malos son solo maquillajes, y ante el futuro que jamás dejará de ser podrido, he tomado la desición de dejar de formar parte de algo que está consumiendo mi existencia y mi esencia además de persona, como artista. Creo que sin dejar de pertenecer a un círculo al cual me es imposible escapar, desde otro lugar, sin que lo sepan sus mayores, estaré volando más alto de lo que este habria tolerado.

Sin embargo hay cosas que solucionar antes, por eso el tiempo largo antes de elevar el ancla, no quiero dejar nada a la deriva, no quiero que sea algo tortuoso y tempestoso, o al menos injustificado y sin base.

Ocurrieron muchas cosas, entre ellas, luego de casi cuatro meses, me ví otra vez con mi amor, tal vez el único que puede entrar en conflicto con los otros amores, pero sin duda, el más grande de todos, el que remató mi confusión y logro ponerme dentro de mi mismo y recoger todo el desparrame del cual formaba parte, y así, me puso en marcha nuevamente, a él mis más grandes afectos, a él todo, que aunque en momentos no quiera, y piense que tiene algo que devolverme, yo sé que conmigo está tranquilo, ambos lo estamos, como nadie más sobre el planeta tierra.

Sin embargo, debemos pensar en algo en conjunto, que la desición no se trate de solo un capricho, un deseo que en algún momento muera o se pierda en la infinidad del vacío y quede inconcluso.

En Semana Santa, mientras que unos se encargaron de volver a crucificar y revivir a Jesús, yo me fuí y me resucité a mí. Comprendí que dentro de mí hay algo que no puedo explicar y es esa paz, esa tranquilidad y alegria que estando en un determinado sitio, muy específico, me brinda la presencia del magno y variante.

Creo que se reunieron todos los puntos de mí existencia en un armonioso punto donde el conjunto resulta ser muy gratificante, y donde puedo ejercer mi profesión, rodeado de vida.

La vida en la ciudad me resulta muy contaminada y muy complicada, y algunos la ven como única salida, pero no es muy alentador para mí estar en un sitio donde una de las mejores profesiones con ingresos suficientes es trabajar en un semáforo. Aunque suene espantoso y aunque para muchas personas sea la única posibilidad, a mí me resulta negativo, y creo que yo, contando con más posibilidades tengo derecho a validarlas, a buscarlas también, pero fuera de la colmena capitalina.

Mis hermanos, a ellos gracias por abrirme los ojos, en especial a aquel que con su empatía hacia mí me ha logrado formalizar y encaminar por un rumbo distinto al de la perdición y la formalidad de una vida constituida en medio de una ciudad llena de leyes pero vacía. A mi tocayo de segundo nombre, en dilemas como el mío y otros un tanto distintos, mis palabras le dedico. A él y a Rodrigo principalmente, les agradezco sus palabras, sus puteadas, porque han logrado permitir que esta cabeza, llena de ideas, de conflictos y de sin límites, haya logrado concretar algo.

Algo que a muchos les parecerá una ridículez, pero no espero que sea del agrado de todos los que me rodean, ni tampoco que me lo refuten, solo que lo respeten, habiéndolo entendido o no. Y no partiré sin haber dicho hasta luego, sin haberme puteado y reido con algunos que no veré en mucho tiempo, tiempos de selección de caminos...pero lo haré.

Bajar por un sendero, que iba siendo silenciado por el sonido producido, llegar a un punto donde solo se escuchaba su poder, dormir a menos de diez metros de él, ver su comportamiento, entender el diálogo que existe con la luna, mirar mi sombra en la arena por la noche sin ningún bombillo, sentirme tentado a entrar y perderme en él, no son ni la mitad de las cosas que jamás terminaría de decir con respecto a...

...la adrenalina, el poder, el riesgo, la evidencia clara de la vida disfrutada colgando de un hilo, el amor, el color, el olor, el sudor mojado, el pánico, el no saber qué hay abajo tuyo, ese encanto que pocos entienden y amarran a una 'locura', aquella locura que me es permitida, que me fascina y aquella locura por la cual moriría sin pensarlo dos veces, aunque no signifique que vaya a ser así, tendria que tratarse de un accidente o sencillamente de un punto sin escapatoria, del fin que a todos nos espera, de nada más.

Velocidad, concentración, son tan solo un par de características en requiere estar previo a levantarse sobre el agua, seguridad, pasión al lograrlo, al verse avanzar en conjunto con algo que en medio de su agresividad, se convierte en una herramienta de diversión y en una forma de vida.