lunes, 4 de agosto de 2008

Los cinco

INTRO
Todo sucede dentro de la cotidianidad de un grupo de amigos, sus entornos, problemas y alegrías. Sus vidas, dentro de una congestionada ciudad, pero inmensa, en donde los problemas desaparecen en medio de tantas dimensiones y personas, son solo unos más. Cinco, dentro de varios millones de personas.


DÍA 1
Bogotá: en algún bar de la zona rosa de la ciudad, tarde en la noche se encuentra Gerardo con su amigo José Fernando dispuesto a celebrar su cumpleaños, o mejor dicho, a intentar pasarlo por alto como cualquier otro día de fiesta y mucho alcohol, pues siempre dentro de sus amigos se sabía lo doloroso que resultaba para él cumplir años, motivo por el cual había decidido nunca volver a hablar del asunto sino más bien reunirse como un día cualquiera, a hablar, bailar con alguna que otra mujer y embriagarse para luego salir a deambular por las solitarias calles de la ciudad, hasta llegar cada uno a su destino o hasta donde el cuerpo les diera, durmiendo sin ningún problema en medio del frío acostados en algún parque, o en alguna esquina donde la fría brisa se cortara un poco.

Ya dentro del bar con un par de cervezas encima, Antonio llega, y al entrar comienza a buscarlos. Siempre caracterizado por pasar abriéndose campo entre la gente a empujones, mal encarado, pero con una sarcástica sonrisa en su rostro. Finalmente se encuentra con sus dos amigos. Pregunta por Santiago y por Eduardo, pero al parecer nadie tiene razón alguna de ellos, nadie ha hablado con ellos, y ninguno sabe si irán o no. Al parecer, Santiago se encontraba enfermo, motivo suficiente para quedarse en su casa, y mejorarse a punta de ibuprofeno y agua con sal. No se sabía nada más.

Pasó el tiempo, los tres muchachos se quedaron sentados casi toda la noche, únicamente volteaban el cuello para mirar una que otra mujer, y se paraban solo para ir al baño a orinar.

En una de esas largas charlas en la que se veían inmersos muchas veces estos amigos, el ambiente comenzaba a calentarse, los ánimos comenzaban a subir con velocidad y ellos, en vez de pelear entre ellos cruzaban entre sí miradas de odio, y alguno se paraba hacía algo y se ponían a pelear con otra gente igual de borracha y caliente.

José Fernando volteó su mirada a Antonio, lo miró con odio, se levantó de la silla y a una joven que estaba bailando con su novio le metió una palmada en la cola. Dando inicio a un tropel en donde prácticamente todo el mundo terminó involucrado, un caos completo, la pasión de estos jóvenes. Destrucción, botellas rotas, olor a alcohol, sudor. Sangre.

Llega la policía y aprovechando el desorden salen estos tres muchachos despavoridos a correr por las calles para evitar caer presos en la redada policial. Llegan a una tienda compran algo de alcohol se sientan, se sonríen, se abrazan. Hablan, recuerdan lo sucedido, hacen bromas se tambalean, se empiezan a quedar dormidos y Gerardo los invita a su casa para que duerman. Suficiente para la noche. Están exhaustos, extasiados pero el cansancio les gana la batalla…


DÍA 2
…suena el despertador de Eduardo, se levanta de la cama, se fuma un cigarrillo, pone música a todo volumen, se mete a bañar, se arregla, se prepara un sándwich, sale de la casa y se va a la calle. Pide un celular a un ambulante y llama a Gerardo, que se encuentra aún acostado, algo enguayabado y le dice que va para allá con Sandra y Jimena, dos amigas enamoradas pero a las que él nunca les había dado más que una amistad, y alguno que otro polvo de borrachera y arrechera. No más, era muy despreocupado como para enredarse en alguna relación con una vieja.

Finalmente llegan a donde Gerardo, entran, apenas se está terminando de bañar Antonio, los otros dos ya están listos. Llevan un arroz chino y almuerzan todos juntos.

Prenden la TV y ven en el noticiero que en la noche anterior en el sitio donde estuvieron y a raíz de la pelea ocasionada por José Fernando resultaron dos personas en coma y otras tres con cortadas severas en torso, pulmones perforados, y que se encuentran internados en el hospital, en urgencias. Apagan la TV. Nadie menciona nada de lo sucedido, pues ninguno de ellos había sido. Alguno dice: “A todo el mundo le gusta la pelea, pero siempre hay unos a los que se les va la mano y nos hacen quedar mal, como los verdaderos culpables cuando son ellos los que están ahí, esperando que algo pase para volver a todo el mundo mierda, no entienden nada, se creen dueños de la vida, no miden sus daños, nosotros sí”.

Eduardo los mira, les sonríe para relajarlos y les dice: “Menos mal no estábamos todos, ¿se imaginan?”

Se preparan para salir a caminar un poco por la ciudad. Pero Gerardo decide quedarse en casa con Jimena. Los demás salen, quedan de encontrarse nuevamente más tarde, por la noche.

Sandra se va a la casa, pues no se siente bien, está regluda. Antonio, Eduardo y José Fernando se burlan entre ellos. La suben en un taxi y quedan solos. Deciden ir entonces a algún mirador en la ciudad a ver el atardecer. Compran unas cervezas, y comienzan la caminata. Llegan al sitio perfecto. Se sientan sobre una gigantesca piedra…llaman a Gerardo y a Santiago y ambos llegan más tarde juntos al lugar. Bailan, tocan un rato, fuman, beben y bajan. Al bajar se propone hacer alguna cosa, pero parece que los ánimos no están para rumba, así que Gerardo se va, José Fernando también, Antonio recibe una llamada de una amiga y parte a casa de ella. Dice que hay una fiesta, Eduardo y Santiago dicen que van a dar una vuelta y que llegan después.

Dentro del grupo los más unidos y confidentes de los cinco habían sido siempre Eduardo y Santiago, terminan metidos en un bar tranquilo hablando y tomando cerveza. Mientras les sirven más, Santiago comenta a Eduardo que está cansado de vivir, que no sabe qué hacer con su vida, que quiere desaparecer. Eduardo, con su serenidad de siempre pero revuelto por dentro le dice que él no es nadie para ayudarlo a tomar ese tipo de decisiones pero que creía que no era lo correcto. Y que sin embargo no se sintiera mal por eso y que mucho menos pensara en esas cosas estando con tragos en la cabeza. Terminan, y deciden ir a casa de la amiga de Antonio a pasar un rato y despejar un poco la mente, también a comer lo que puedan de la nevera.

Una vez en el lugar, Eduardo apenas puede comenta la situación de Santiago a Antonio, pero este no le para muchas bolas, solo cuando la gente comienza a irse y quedan pocos se le acerca a Santiago, le da un beso en la mejilla, un abrazo y le recuerda que la vida es para pasarla bien, que no se desgaste pensando cosas que no son, y que más bien aproveche los buenos momentos y las buenas oportunidades que tiene, él lo mira con cierta melancolía y le regresa el abrazo. Comenta la amiga de Antonio “estos tipos se adoran como nadie en el mundo”.

PERO PRONTO COMIENZA EL DESMORONAMIENTO DEL GRUPO, DE CINCO MUCHACHOS QUE CRECIERON JUNTOS Y TODA UNA VIDA LA SINTIERON COMO HERMANOS, ERAN MAS SANGRE QUE PADRE E HIJO, ESTABAN MAS UNIDOS QUE MUCHOS MATRIMONIOS.

Termina la reunión, Antonio se queda en casa de su amiga esa noche, Eduardo se va a casa de Santiago con él, pues no quiere dejarlo solo. Se acuestan a dormir, pero Santiago no logra conciliar el sueño. Se monta sobre Eduardo, lo despierta, cuando este abre los ojos, nota que Santiago tiene un revolver en su cabeza, lo mira con odio, y le dice, hermano, lo amo, hasta acá fue. Presiona el gatillo, Sangre, éxtasis. Dolor, muerte.

Cae un fuerte aguacero, Eduardo no sabe qué hacer, dura unos segundos con el cuerpo de Santiago sobre él, luego reacciona, lo empuja y trata de reanimarlo, no puede, sale despavorido por la calle, llueve torrencialmente, llega a casa de Gerardo muy angustiado, le cuenta lo sucedido. Llaman a Antonio pero este no responde. Y regresan al apartamento de Santiago donde se encuentran con José Fernando. Todos contemplan el cuerpo del amigo fallecido, llaman una ambulancia. Eduardo está en shock. Consigue pastillas para dormir, las pasa con un poco de alcohol y se duerme. Gerardo y José Fernando lloran. Se quedan los tres, se llevan el cuerpo del amigo…


DÍA 3
Antonio entra a patadas al apartamento de Santiago y encuentra a sus tres amigos tendidos en el suelo, mirando al techo. Eduardo sigue sin reaccionar, agarra a todos e intenta ponerse al tanto de la situación que parece no asimilar tampoco.

(Eduardo no entiende cómo pasó todo. Como él, quedándose con su amigo no fue capaz de hacer nada, de salvarlo, de evitar lo sucedido, se culpa de todo).

Mientras Gerardo, José Fernando y Antonio hablan de lo sucedido y se duelen mutuamente, Eduardo se pone de pie, se dirige hacia la puerta, Antonio trata de detenerlo pero es detenido antes por Gerardo, y sale.

Agarra el carro y se va desputado por la vía más desocupada que encuentra, dando, gritos, alaridos, llorando, sin pensar ni medir la velocidad, hasta que se detiene cierra los ojos, recuerda momentos…

…se encuentran nuevamente esa noche, en la sala de velación. Todos se encuentran muy tristes, pero Eduardo está enloquecido. Llega sin arreglarse y en un estado que pone a todo a sus amigos alerta, casi que no logra tenerse de la borrachera. Viendo esto y angustiados, deciden darle un poco de perico para que disimule un poco la situación. Par pases, se dirige al ataúd de su amigo, lo contempla unos minutos, tiene por un momento una visión, es algo que es tan palpable que no puede ser una simple alucinación, el cadáver le habla y él a este, se despiden, pero Santiago le advierte que pronto se volverán a ver. Se da la vuelta, mira a sus amigos, y se va. Nadie le dice nada ni intenta detenerlo.


DÍA 7
Los cuatro amigos se encuentran contemplando la tumba de su amigo muerto. Van comen algo, todos muy callados, aún muy incrédulos de lo sucedido. Van a un bar de la ciudad, toman mucho, a duras penas se pueden tener. José Fernando y Antonio deciden irse a caminar, pero Gerardo y Eduardo se quedan en el bar.

En la calle se encuentran con unos tipos que los van a robar pero les pelean. Los ladrones sacan puñal. Apuñalan a ambos. Antonio muere al instante y José Fernando alcanza a ponerse de pie, contemplar a su amigo y colapsar junto a él.

Ya es mucho el perico que se han metido Eduardo y Gerardo, no se sienten bien pero sin embargo siguen tomando. En casa de Gerardo, Eduardo saca un poco de heroína que desde la muerte de Santiago estaba consumiendo. Le ofrece un poco a Gerardo, y se inyecta, tanto que luego de una serie de alucinaciones, le llega una sobredosis y muere.


DÍA 8
Gerardo despierta en el hospital, no sabe que sus amigos han muerto y no se le da oportunidad de saberlo, pues llega una terapeuta a ofrecerle tratamiento en un centro de rehabilitación fuera de la ciudad. Lo montan en un bus…
…se lo llevan lejos de todo, el logra escapar. Y termina en la playa, se queda viviendo con una mujer que le encanta y con la que tiene hijos, no se mueve del mar, fuma porro y contemplando la inmensidad del mar, recuerda a sus amigos y los siente con él. Vivos.

5 comentarios:

SÓLO EL AMOR ES REAL dijo...

Todas la bendiciones
toda la paz
Toda la luz
y especialmente
toda la serenidad
que mereces
Todo vaya a ti...

Paz,

Isaac

HOMBRESPARAHOMBRES dijo...

Hola Green, gracias por enlazarme, yo lo hago ahora mismo.

Esta historia, y las demás, me han gustado mucho. Enlazas las situaciones de una forma muy inteligente de forma que la información de los personajes te llevan al desenlace inevitable, bastante desgraciado en este caso.
Te felicito por tus historias.

Si quieres hacerme llegar algo puedes hacerlo al email que figura en la web http://miracomovan.com

Un abrazo.

Arquitecturibe dijo...

Hmmm interesante....
Coincido con HxH enlazas las cosas de una manera sutil e inteligente y las historias que se enlazan son como telarañas... atrapan.
Te he enviado un correo y ponte pilas pues para el cafecito! que no pase de esta semana porque mis planes son dejar de ser un desocupado! jejejejeje
un abrazo amigo, desde mi lejana galaxia....

Desde el rincón dijo...

Primero, gracias por el enlace, me siento honrado!

Luego, si...de fijo, me encanta tu forma de narrar y de contar. Seguiré visitandote.

Un beso desde el rincón o en el rincón.

Anónimo dijo...

Hombre es muy interesante su forma de escribir, mantiene una narración encantadora y al parecer una imaginación sin límites.

Espero que perdure a lo largo de su vida y que no se dejes opacar por quienes se alimentan de envidia y malos sentimientos.

Reciba mi cordial saludo y fuerte abrazo. Volveré por más!

Tomi.